Por ejemplo, una antena para
Wi-Fi puede ser muy similar a otra utilizada para
Bluetooth, sin embargo, los estándares de funcionamiento indican que corresponden a diferentes frecuencias de trabajo y esto desemboca en que sus medidas físicas (sin tener en cuenta su forma) serán diferentes. A mayor frecuencia, antenas más cortas y viceversa. Cuando una
antena se construye sobre un
PCB estará definida, para siempre, a trabajar en una única banda de frecuencias al igual que una antena flexible, construida sobre papel y destinada a trabajar en
RFID. Nunca dejarán de ser antenas fijas,
resonantes a una única frecuencia de trabajo.
El estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Carolina del Norte permite contar con
antenas que pueden variar su longitud de manera precisa y específica a la par de que pueden servir como indicadores de golpes o malos tratos. Las antenas de “
formas variables” basan su funcionamiento en el método constructivo que involucra materiales flexibles y metales, como el
Galio y el
Indio, llevados a un punto eutéctico. Es decir, en determinadas proporciones (adecuadas) la aleación de estos metales puede transformarse desde un estado sólido a uno líquido a temperatura ambiente. Esta propiedad permite entonces, obtener un
metal en estado líquido (viscoso) con destacado desempeño para esta función.